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domingo, 8 de julio de 2012

Análisis Kid Icarus Uprising

Un clásico reinventado de forma arriesgada por Masahiro Sakurai, una propuesta que intenta aprovechar las opciones exclusivas de la consola portátil de Nintendo y un festival pirotécnico que brilla gracias a un acabado estético muy atractivo. Nuestro querido Ángel Pit salta desde Smash Bros. Brawl para protagonizar su primer videojuego en Nintendo 3DS. Pero la propuesta no es nueva ni mucho menos. Las andanzas del joven Pit comenzaron durante los años 80 tanto para NDisk System (sistema inédito fuera de Japón) y NES, con una continuación para la primera consola portátil de la compañía japonesa (la archiconocida Game Boy). En esta ocasión la saga retoma esta última faceta mediante un juego de acción, donde apenas tendremos un pequeño respiro para la exploración.
La nueva aventura de Pit se desarrolla a través de fases de acción terrestre y fragmentos de vuelo frenético. Aunque sus conceptos no son los equivalente a sagas como God of War o Panzer Dragoon, si que guarda muchas similitudes con ellos. El argumento del título no tiene muchos secretos, aunque el desarrollo dramático de la aventura ofrece una buena base para la acción jugable, sobre todo por el humor que desprenden las conversaciones entre los protagonistas. Kid Icarus: Uprising es un videojuego ambientado en la mitología griega clásica, muy adecuado en estos tiempos donde resurgen con fuerza películas como el remake de Furia de Titanes. Nosotros controlaremos a Pit, encargado de acabar por enésima vez con los planes de la resurgida diosa Medusa, mientras la diosa de la Luz Palutena nos asiste durante nuestro complicado camino. Y resaltamos lo de complicado, pues a lo largo de nuestro periplo nos enfrentaremos con todo tipo de desafíos, cuya dificultad ajustable en todo momento nos premia si deseamos arriesgar nuestro pellejo un poco más en cada fase. Para ello, tendremos que “apostar” los corazones que vayamos recopilando durante las distintas fases con la ventaja de que si conseguimos salir airosos de una complicadísima situación, el premio resultante será mayor.
El control de nuestro personaje y, sobre todo, el dominio de las fases de vuelo y las secuencias de acción terrestre, no será sencillo ni mucho menos. Para facilitarnos las cosas, Nintendo ha dispuesto varios sistemas de control para que elijamos utilizar la cruceta, o la combinación de la pantalla táctil con el botón deslizante de nuestra máquina. Desafortunadamente, no se ha incluido la opción de utilizar el segundo stick analógico del último complemento para Nintendo 3DS, lo que facilitaría el control de la cámara durante las secciones de tierra (que tendremos que manejar haciendo barridos sobre la pantalla táctil de nuestra consola mientras seguimos moviéndonos por los escenarios, algo complicado de sincronizar a las primeras de cambio). Las fases de vuelo, aunque cortas, resultan muy divertidas. Como todo buen juego de disparos de estas características, controlaremos a nuestro personaje mientras salen a nuestro paso multitud de enemigos de coreografiada presencia, atacándonos desde todos los frentes y preparando la aparición de enemigos de diversa envergadura. Podremos utilizar un disparo continuo que no requiere la pulsación repetida del comando específico, y combinarlo con la recarga de un ataque más potente. Además, si se nos acerca demasiado un rival, podremos realizar ataques cuerpo a cuerpo mientras seguimos volando. Ya en tierra, nos enfrentaremos a enemigos de distinta envergadura de una forma similar, solo que en esta ocasión el cuerpo a cuerpo tiene más protagonismo, así como los ataques en carrera, cuya potencia será crucial para acabar con determinados contendientes. Por otra parte, nos veremos en la tesitura de movernos si no queremos se alcanzados por los proyectiles de nuestros rivales, mientras manejamos la cámara con el lápiz sobre la pantalla e intentamos acertar a los blancos lejanos. Para dominar la mecánica harán falta horas de práctica, pues tan intensa actividad forzará que perdamos la perspectiva del combate, nos obligará a usar la peana o desconectar el efecto 3D para no acabar mareados. El control resulta demasiado impreciso en determinados fragmentos de la aventura, lo que es sin duda el punto menos controlado por los desarrolladores de Project Sora en esta más que notable producción. El juego que nos ocupa nos dará bastantes horas de acción, diversión y desafíos. Para ello, combina varios elementos jugables durante una aventura de unas 6 horas de duración, que resulta bastante rejugable si queremos superar el título con la dificultad máxima que nos permita en cada fragmento (algo casi imposible, dicho sea de paso). A parte de un pequeño componente de exploración, que nos premiará con distintas ventajas en forma de tesoros ocultos, Kid Icarus: Uprising cuenta con una parte de rol en cuanto a la mejora de nuestro personaje. Mediante un trabajado diagrama de objetos, podremos ir comprando armas, complementos y poderes especiales en la tienda, combinarlos para conseguir armas más potentes y, en definitiva, hacer la experiencia más entretenida. Además, un curioso mapa de logros hará que nos piquemos por conseguirlos todos, realizando determinadas tareas durante nuestro periplo.
El sentido del humor que impregna todo el desarrollo de la campaña, con continuas bromas de los protagonistas y chistes de lo más surrealistas, nos hace soltar más de una carcajada que, desafortunadamente, no puede afectar en las secciones más difíciles del juego. El principal fallo de este aspecto en que los diálogos tan sólo están subtitulados y, para más INRI, la mayoría de ellos se suceden mientras estamos combatiendo y, lo que es peor, tendremos que mirar a la pantalla táctil para enterarnos de lo que sucede. Por último, el modo online nos permite disfrutar de partidas multijugador (por Internet o con la conexión inalámbrica de la consola) en dos modos diferentes. Supervivencia es un todos contra todos donde intentarás ser el último hombre en pie, mientras que el modo luces y sombras enfrentará a dos equipos de 3 integrantes en una desgarradora batalla. Kid Icarus: Uprising posee un apartado gráfico potente y, lo que resulta más importante, artísticamente muy cuidado. Los detalles que más destacan del título es lo trabajado que se revela a nivel global. Menús atractivo a la vista, organizados de manera muy llamativa, personajes manga de diseño efectivo y gráficos trabajados durante la acción que proporciona el título.
Los modelados de los mismos están bastante detallados, así como las animaciones tanto de los personajes como de los enemigos. Por si eso fuera poco, los escenarios impresionan por su detalle y variedad. Increíbles templos que admiras sobrevolándolos a centeneares de metros del suelo, puestas de sol que bañan el oleaje del mar, coliseos de gran tamaño que destacan en el ocaso del día. Sin ninguna duda, uno de los mejores títulos de la máquina en este sentido. Además, el efecto 3D añade brillo y profundidad al conjunto escénico, algo muy de agradecer dado el juego que da esta característica de la portátil japonesa. Desafortunadamente, es sencillo que perdamos el punto de visión óptimo si no utilizamos la peana que viene incluida en el juego, lo que merma las posibilidades del título jugando en el metro o el autobús.
El último videojuego de acción de Masahiro Sakurai desborda calidad por los cuatro costados, a pesar de su exigente sistema de control. Pese a ser muy difícil de dominar, el juego posee la variedad de situaciones suficiente como para que no queramos dejar de jugar. Eso, unido al humor que desprende y a la calidad técnica que atesora, no hace si no engrandecer el catálogo de Nintendo 3DS. Además, la banda sonora y las voces en inglés rayan a un nivel sobresaliente, pese a que el juego no esté doblado al castellano y solo podamos disfrutar de los subtítulos. Y aquí es donde radica otro punto mejorable del título, pues el hecho de estar casi siempre en medio de una vorágine de disparos y acción, hace que nos perdamos muchas conversaciones si no dominamos el inglés. Esperamos que esto no vuelva a suceder en juegos de esta calidad y calibre.

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